Características de la piel de los bebés:
La epidermis, también denominada capa externa de la piel, del bebé es entre un 20% y un 30% más fina que la de un adulto. Esta característica provoca que sea más vulnerable a padecer infecciones, irritaciones o lesiones tras sufrir golpes o pequeños traumatismos.
La piel de los más pequeños todavía no ha desarrollado del todo las defensas que le ayudan a protegerse de determinadas bacterias.
Su función termoreguladora todavía está en desarrollo.
Cambia de apariencia, se enrojece o palidece, más fácilmente.
Pierde y absorbe agua con mayor rapidez.
Presenta una menor capacidad de sintetizar melanina, por lo que es más fácil que la luz solar les dañe la piel.
Sus glándulas sudoríparas son más activas.